sábado, 16 de mayo de 2009

Cuento: En la copa de un árbol

En la copa de un árbol
mitzar brown abrisqueta
a mis hijos Fernando y Arturo


Érase una vez, en tiempos pretéritos, muy pretéritos, aún cuando los continentes no acababan de separarse y los mares no hallaban cuna fija que los cobijase por causa de las continuas transformaciones geológicas, que había una especie de seres, los que miles de años más tarde decidieron llamarse a sí mismos: hombres. Ellos conformaban hordas que se trasladaban de un lugar a otro sin más norte que la subsistencia.


En aquella época -mi querido hijo- toda la actividad de nuestros antepasados debió limitarse a la obtención de alimentos sin mayor esfuerzo que el de tomarlos de nuestros preciados árboles o el de tener que cazar y pescar; para lo que se valieron de implementos hechos por ellos mismos. Todo ello, con el paso del tiempo, fue complicando la existencia de estos seres, hoy nuestro mayor problema, hijo. Les surgió la necesidad de vestirse, cobijarse, sembrar y criar animales; debían protegerse de las inclemencias del tiempo. Pronto formaron muchas comunidades que empezaron a competir entre sí, trataban de dominar: los más fuertes a los más débiles. Rara vez conseguían la convivencia armónica. Debió ser la reyerta constante entre ellos la que dio origen a la gran escisión, esa gracias a la cual estamos tú y yo cómodamente sentados en esta fuerte rama, lejos del suelo lleno de dificultades, la mayoría de ellas, ocasionadas por aquel ser con el que tenemos que compartir el planeta que está a punto de fenecer sin que nosotros podamos hacer nada.

    Descendemos del hombre, a tiempo nos escindimos de él al tratar de hallar paz y comunión con la naturaleza, ella dotó nuestros cuerpos de grueso y abundante pelo para abrigarnos, nos hizo cada vez más fuertes y ágiles para poder pasearnos por entre las copas de estos altos árboles que son nuestro lar, a la vez que nuestra despensa. No necesitamos de implementos especiales, pues nuestros largos brazos de manos prensiles y nuestras fuertes mandíbulas son ideales para subsistir. Algunas veces dudamos de haber descendido del hombre, pero los vestigios hallados, además de nuestro parecido con su fisonomía parecen corroborar esta hipótesis.


    Como ves los hombres no evolucionaron físicamente, nosotros sí; por eso no hemos necesitado de esos inventos que al final nos llevarán a la destrucción, a todos. Lo que sí desarrollamos a pesar de nuestro distinto sistema de vida, es el lenguaje, muy parecido al de ellos. Hubo una breve época en la que el hombre utilizó su lenguaje para filosofar, casi consigue alcanzar nuestro nivel. Nuestros abuelos vieron aquello con agrado, pero parece que ellos no lo encontraron tan divertido y pronto dejaron de hacerlo para abocarse a la creación de armas y hacerse daño mutuamente, solo unos pocos dispersos por el mundo se hacen llamar filósofos, pero nada consiguen, nada....



    El hombre ignora que nosotros, considerados anteriores a él, podemos comunicarnos. Nuestros antiguos filósofos convinieron que era mejor ser discretos, permanecer en este verde paraíso lejos de la eterna y creciente barbarie humana. Nuestras mentes se comunican sabiamente, no tenemos la mandíbula atrofiada como la del hombre. Él tiene que transformar sus pensamientos en sonidos, que llama habla, para poder transmitirlos. Ahí comienza la gran mentira de su vida, nunca dice lo que realmente piensa. Disfraza sus pensamientos con sonidos que confunden en beneficio de alguna intención oculta. Según nuestros pensadores esta mentira constante es la causa de la casi nula armonía entre nuestros parientes más cercanos. Tú estás aprendiendo nuestro milenario arte de comunicarnos mentalmente, la avidez de tu mirada me dice más de tus pensamientos que las mismas ondas que recibo de ti. No te esfuerces más por hoy, estás agotado, descansa; mañana tus ideas estarán más claras y podremos profundizar más sobre ese tema. Duerme mi pequeño, duerme confiado....


Lima, agosto de 2004

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Mitzar: Te respondimos de parte del blog APP - Coishco pero parece que la comunicacion fallo porque nos llego una notificacion de que nuestra respuesta no habia llegado a su destino. Lamentamos decirte que no tnemos ningun registro visual del coishco de los años 20 y ni siquiera de los años cuando se formo como pueblo joven, o sea, de los años 50, 60, 70. De todos modos seguiremos buscando alguna informacion y si lo encontramos te comunicaremos luego. ah, nos olvidabamos, tu blog esta muy bueno y quiza si hasta quieras colaborar con nosotros linkeandonos que lo mismo hariamos de nuestra parte. Pero si tambien quisieras enviar algun post encantado lo recibiriamos para publicarlo en nuestro portal. Saludos desde este pequeño pero calido distrito.

Mitzar Brown Abrisqueta dijo...

Gracias amigos de Coishco,por su interés y por sus amables expresiones, también yo considero muy buena su página, muy completa. Estaré encantada de mantener el vínculo con ustedes.
Saludos.

APP - Coishco dijo...

Estimada Mitzar; este hermoso cuento encierra un mensaje profundo acerca de las banalidades del hombre en su afan de dominio. El hombre empieza a articular el lenguaje hablado para satisfacer sus necesidades primarias pero luego va usándolo como instrumento de dominación y explotación. Todo lo que es historia de la comunicación humana está encerrada en esta maravillosa narración. De otro lado, te comunicamos que también hemos enlazado este blog con el nuestro y esperamos poder publicar algo de tu creación. Recibe nuestros mas afectuosos saludos appepistas.

Mitzar Brown Abrisqueta dijo...

Su apreciación y el ser leída por ustedes, que son de la tierra de mi padre,es muy importante para mí. Una tierra ahora moderna y con nuevos pueblos en su suelo pero con la misma calidez que siempre caracterizó al poblador norteño. Con gusto les enviaré algo muy pronto.

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